la historia. Aquí entramos como curiosos, y salimos como incrédulos. No hay héroes puros ni villanos absolutos, solo humanos haciendo de las suyas con más improvisación que plan maestro. Este primer círculo no condena ni absuelve, apenas nos muestra que la historia es un carnaval de contradicciones: generales que lloran, dictadores que construyen hospitales, pueblos que olvidan lo que juraron recordar. Bienvenido: la comedia apenas comienza.


Cuarto circulo... Caída del Imperio romano
Bienvenidos al Cuarto Círculo, donde el vino no se acabó, pero sí el Imperio Romano. Aquí reposan las glorias de una civilización que lo tuvo todo: ejércitos, arquitectura, dioses, orgías... y aun así dijeron:
“¿Y si lo arruinamos todo?”
Y pues lo arruinaron.
El Imperio no cayó de un día para otro, eh. Esto fue un desastre lento, como borrachera de 3 días: al principio chido, luego caos, y al final nadie se acuerda quién empezó todo. Entre emperadores locos, senadores corruptos, y bárbaros tocando la puerta como Uber Eats, el Imperio se cayo mientras todos decían:
“Nah, mañana lo arreglamos.”
O sea, imagínate: los godos entran a Roma, y la banda romana preocupada por las togas arrugadas. El emperador Rómulo Augústulo —que más bien parecía pasante— renuncia sin pelea y les dice:
“¿Quieren el imperio? Pues ahí está, cuídenselo, yo ya me voy a dormir.”
Y mientras tanto, el pueblo:
“¿Cómo que ya no hay circo? ¿Y las luchas de gladiadores? ¿Y los panecitos gratis?”
Aquí, en este círculo, lloran los filósofos, ríen los bárbaros y las estatuas de mármol tienen graffiti que dice “Roma no cayó… se tiró sola”.
Moral histórica: puedes tener todo el poder del mundo, pero si lo manejas como fiesta de 15 años sin tía sobria… se te cae encima.
Fuentes (por si lo dudas):
Edward Gibbon, Historia de la decadencia y caída del Imperio romano
Peter Heather, The Fall of the Roman Empire
Mary Beard, SPQR: A History of Ancient Rome
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